Se define energía como la capacidad de un cuerpo o sistema de realizar un trabajo. Toda acción que implique un cambio (un movimiento, una variación de temperatura, una transmisión de ondas, etc.) necesita de la intervención de la energía.
La energía es esencial para nuestra vida cotidiana, nos brinda confort y la posibilidad de realizar múltiples actividades.
Existen distintas formas para generar energía y cada una posee ventajas y desventajas desde el punto de vista económico y ambiental.
Una de las clasificaciones posibles es según su origen y capacidad de regenerarse, así las fuentes pueden clasificarse como RENOVABLES o NO RENOVABLES.
Las fuentes de energía no renovables provienen de recursos naturales que no se regeneran o que se regeneran en forma extremadamente lenta, como el petróleo, el gas natural o el carbón mineral, denominados combustibles fósiles, compuestos por restos de organismos que vivieron hace millones de años.
Las fuentes de energía renovables, son aquellas que se renuevan permanentemente y se obtienen del aprovechamiento de procesos energéticos naturales, como el sol, los vientos, los ríos, los bosques, etc. En esta clasificación se encuentran la Energía Eólica, la Energía Solar, la energía a partir de Biomasa cuando es utilizada racionalmente y la Energía Hidráulica.
El consumo mundial de energía
Debido al incremento demográfico, el crecimiento de la producción y cambios en las necesidades y hábitos de consumo, se ha producido un creciente aumento de la demanda de energía, para la producción industrial, el transporte, las comunicaciones, el uso de energía en las familias, etc.
El aumento del consumo de bienes y servicios tiene efectos directos sobre las necesidades de producción de energía y por consecuencia impacta en forma directa en la disminución de reservas de los recursos energéticos no renovables.
En la actualidad más del 80% de la energía consumida en el mundo proviene de fuentes fósiles.
El consumo mundial de combustibles ha crecido 10 veces en los últimos 100 años y continúa en una tendencia creciente.
La humanidad ha consumido en pocos años lo que a la naturaleza le costó cientos de años producir. Es por esto que debe existir un compromiso ético para hacer un uso eficiente de la energía.